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Beatriz dos caras
Noticia publicada a
las 02:20 am 18/08/25
Por: Guadalupe Loaeza.
Beatriz Gutiérrez Müller es mexicana a medias. No le importa nuestro país, ni su marido, ni la Presidenta y mucho menos Andy. Lo único que le importa es ella. “Sálvese quien pueda”, ha de haber pensado antes de abordar el avión que volaría hacia Madrid. Según versiones en redes sociales, ella ya es española,
y tendría su residencia en la sección más exclusiva y muy cara a las afueras de la capital de España, llamada “La Moraleja”. De ser así, seguro está feliz porque estaría rodeada de puros millonarios y gente famosa como Isabel Preysler, Richard Gere, David y Victoria Beckham, la cantante Isabel Pantoja, entre otros. Estaría feliz porque para llegar a esta zona residencial no hay baches, ni vendedores ambulantes, como había en las proximidades del Zócalo. Y estaría feliz porque está lejos de todo lo que tiene que ver con la 4T.
Beatriz Gutiérrez Müller nos hizo creer a los y las mexicanas que era una mujer comprometida, con valores muy arraigados y con principios a favor de la mujer muy acendrados. Beatriz Gutiérrez Müller también le tomó el pelo a Lopez Obrador porque siempre le hizo creer que se iría con él a “La Chingada” y que lo iba a cuidar de viejito. A Beatriz todo le vale; para ella, “sus timbres”, como se decía antes. “Yo, mi, me, conmigo” ha sido siempre su consigna. Para sus pulgas, sería impensable haberse ido a vivir a Palenque, a una casa sin comodidades, húmeda y fría, decorada sin el menor gusto y muy lejos de todo. Ella, la historiadora, la doctora y la narradora, jamás viviría en la “justa medianía”; primero muerta, se ha de haber dicho con su típica sonrisita a punto de terminar el sexenio. A Gutiérrez Müller le importa poco lo que digan de ella, se siente más allá del bien y del mal. A ella lo que más le importaría actualmente es recibir su cheque en euros. Seguramente estuvo ahorrando una “lana” desde hace algún tiempo a sabiendas de que el Gobierno de su todavía marido terminaría y que había que pensar otras opciones mucho mejores que irse a vivir a Palenque. Imaginamos que algo le ha de saber a López Obrador que le hace sentirse tan segura. Pobre de AMLO, porque también a él le tomó el pelo. ¿No que “vamos a estar juntos para la eternidad”?, como le escribió AMLO en una tarjeta que se encontraba en un ramo de flores que le entregó el expresidente en uno de los cumpleaños de su esposa. Pues “su eternidad” duró muy poquito.
Después de muchos ataques contra su esposa, en un tuit, López Obrador escribió: “Confieso que le tengo un profundo amor al pueblo… Creo en la ciencia pero también en Dios, en especial, en Jesús que defendía a los pobres. También estoy orgulloso de Beatriz”. ¿Estará todavía orgulloso de ella a pesar de sus cambios ideológicos tan repentinos?
Por otro lado, quiero pensar que los españoles no estarían muy contentos con su nueva seudocompatriota. A Beatriz Gutiérrez Müller la han de ver como la típica esposa de dictador latinoamericano. A ellos sí que no les va a poder tomar el pelo. Cuando la ex no primera dama de México se dejara ver públicamente, ni le harían caso y la ignorarían por completo. Sin embargo, no faltaría uno que otro que exclamara: “¡Joder!”. Esto sería inevitable, ¿acaso no fue ella la artífice de las cartas que envió el expresidente López Obrador, “tanto al Rey de España, Felipe VI, como al papa Francisco, pidiéndoles que se hiciera un recuento de los agravios cometidos contra los pueblos originarios durante la Conquista de México y que se pidiera una disculpa por los crímenes cometidos”? (Reforma).
Pobre historiadora, tan poco empática y ¡¡¡tan antipática!!! Pobre investigadora, ahora señalada como “hipócrita y cínica” al querer ser española y vivir, presuntamente, en la mejor zona residencial. ¿Con qué pagaría este nuevo estilo de vida?, ¿con la beca que le otorgó Conahcyt?, ¿con la venta de sus libros o con sus propios recursos?
Dicho lo anterior, me llamó la atención que apareció un video en el que se le ve de jeans trapeando en su casa las gotas por el aguacero del viernes pasado.
De pensar que en este mismo espacio escribí el 9 de enero del 2018: “Mujer preparada, sensible y muy politizada, no me sorprendería que en seis años, Beatriz Gutiérrez Müller pudiera ser candidata a la Presidencia, por Morena, naturalmente”.
Qué ilusa fui porque ahora, seguramente, lo que menos quiere Gutiérrez Müller es que le recuerden a la 4T.