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¿Quién quiere ser maestro en México?
Noticia publicada a
las 12:58 am 17/07/25
Por: Karina Álvarez.
Entre 2016 y 2022, el número de egresados de las escuelas normales cayó en casi 30%
La crisis educativa en México no sólo se mide en aulas deterioradas o falta de recursos tecnológicos. También se refleja en un problema más estructural y preocupante: cada vez hay menos personas que quieren ser maestros.
La vocación docente, tan esencial para el desarrollo de un país, está en franco retroceso. Y no sólo por los estragos que dejó la pandemia de Covid-19, sino por algo más profundo: ser maestro ya no es redituable en este país.
En los últimos años, el número de nuevos docentes en educación básica ha disminuido de forma significativa. Tan sólo entre 2016 y 2022, el número de egresados de las escuelas normales cayó en casi 30%, pasando de más de 40 mil a poco más de 28 mil al año, según datos del Sistema Nacional de Información de Escuelas Normales (SNIEEN) y la Secretaría de Educación Pública (SEP).
A esto se suma que muchas de las plazas ofertadas son temporales, mal remuneradas o con condiciones laborales precarias. Según el Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla, un maestro de primaria gana en promedio entre 8 mil y 12 mil pesos mensuales, y muchos enfrentan largos periodos sin recibir salario al inicio de sus contratos. En comparación, un profesionista en otras ramas con el mismo nivel de estudios puede ganar entre 15 mil y 20 mil pesos, lo que convierte a la docencia en una de las carreras peor pagadas del sector público.
Durante la pandemia, más de 275 mil docentes -en todos los niveles- se retiraron del sistema educativo, ya fuera por jubilación, enfermedad, fallecimiento o simplemente por renunciar ante las condiciones adversas, según estimaciones del INEGI y cifras de la SEP. Aunque muchas plazas se han ido reponiendo, el déficit sigue siendo evidente, sobre todo en zonas rurales o indígenas, donde cubrir una vacante puede tardar meses.
Por si fuera poco, el interés por estudiar para ser maestro también ha decaído. Según cifras del Anuario Estadístico de Educación Superior 2023, las licenciaturas en educación representan hoy menos del 5% de las preferencias entre los jóvenes que ingresan a la universidad. Hace apenas dos décadas, esa cifra rondaba el 10%.
El desmantelamiento del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en 2019, como parte de la reforma educativa del gobierno actual, eliminó un órgano autónomo que daba seguimiento técnico y objetivo a la calidad educativa. En su lugar, la nueva estructura de evaluación quedó bajo control de la SEP, lo que ha dificultado el acceso a información independiente y ha limitado los diagnósticos sobre la situación real del magisterio.
¿Quién quiere ser maestro en México cuando la profesión ofrece tan poco en términos económicos, reconocimiento y estabilidad? Las reformas educativas han puesto mucho énfasis en la evaluación, pero poco en mejorar las condiciones estructurales de quienes enseñan. No puede haber calidad educativa si no se dignifica al magisterio.
Recuperar la figura del docente como eje transformador de la sociedad requiere no solo discursos políticos, sino presupuestos, incentivos, formación continua y certeza laboral. Si no revertimos esta tendencia, dentro de pocos años la pregunta ya no será cuántos maestros faltan, sino quién quedará para enseñar.
POR KARINA ÁLVAREZ
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