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Nepotismo descarado en Tehuacán: el Ayuntamiento, convertido en empresa familiar de Alejandro Barroso
Noticia publicada a
las 01:42 am 02/05/25
Por: Chester Hernández.
En un acto vergonzoso que raya en el cinismo, el presidente municipal de Tehuacán, Alejandro Barroso Chávez, ha convertido el Ayuntamiento en un auténtico negocio familiar. Mientras la ciudadanía enfrenta carencias en servicios básicos, seguridad e infraestructura, los recursos públicos parecen tener una sola dirección: los bolsillos de sus propios familiares.
Una revisión de la nómina municipal revela un patrón evidente de nepotismo, tráfico de influencias y abuso de poder. Diversos puestos estratégicos están ocupados por parientes directos del alcalde, quienes no solo gozan de empleos públicos, sino que además reciben sueldos elevados, lo que ha encendido la indignación de los tehuacanenses.
El árbol genealógico en el poder
La lista es larga y escandalosa. En la Gerencia Operativa aparece Jorge Jair Barroso Tenorio. En la Jefatura de Cobranza e Ingresos, Rocío Barroso Serrano. Roberto Barroso Altamirano administra el Tianguis Xochipilli, mientras que Cristian Barroso Serrano dirige Fomento Comercial y Abastos. La lista sigue: María del Carmen Serrano Pérez en Fomento Deportivo; Fernando Barroso Cabrera en la Unidad de Transparencia; Edgar Serrano Vega en Educación; Brenda Mishelle Serrano Valdés en Turismo; y Jonathan Serrano Vega en Obras Públicas.
Y por si esto fuera poco, también figura Karina Xóchitl, cuñada del alcalde, quien de ser suplente de una regidora terminó colocada cómodamente en el DIF municipal. Otra pieza más del rompecabezas familiar: Fernanda Arleth Robles Barroso, enfermera en la Estancia de Día y prima hermana del presidente. ¿Hasta dónde llega el descaro?
Una burla a la legalidad y al pueblo
El nepotismo no es solo una falta ética: es una violación flagrante a la Ley de Responsabilidades Administrativas. Se trata de un abuso de autoridad en toda regla y un caso clásico de tráfico de influencias. La ley establece claramente que los servidores públicos no deben intervenir en la asignación de cargos a familiares, pero en Tehuacán parece que la ley se queda en el papel.
Lo más grave no es solo la ilegalidad de estos actos, sino el desprecio total por la ciudadanía. Barroso Chávez actúa como si el Ayuntamiento fuera una empresa de su propiedad, y los recursos públicos, una herencia familiar.
¿Dónde están los órganos de fiscalización? ¿Dónde está el Congreso del Estado? ¿Dónde está la Contraloría?
Tehuacán no merece un gobierno que opera como una mafia familiar. Los ciudadanos merecen transparencia, eficiencia y funcionarios capacitados por méritos, no por apellidos.
La situación exige una investigación inmediata y sanciones ejemplares. No se puede permitir que los municipios sean secuestrados por clanes familiares que ven en el poder una oportunidad para enriquecerse y perpetuarse. La política debe servir al pueblo, no a los intereses personales.
Mientras tanto, la sociedad civil debe alzar la voz. Porque guardar silencio ante el abuso es ser cómplice. Y Tehuacán ya ha sido cómplice demasiado tiempo.