que detentaba el poder económico y agrícola allá por el año de 1835, poseyendo casi el 72 por ciento de la tierra cultivable con que se producía riqueza, alimentación y comodidad. La segunda parte, porque el gobierno del Presidente Polk no veía con buena aceptación que los mexicanos perdieran el derecho a esa riqueza, a cambio de estar hincados, recibir bendiciones, misas, rosarios y comuniones que son un mito por el cual ellos se sentían felices y contentos. La razón por la que no los bajaban de imbéciles, estúpidos y retardatarios.
A la larga, creo que tuvieron razón. Porque mientras EE UU es la primera potencia mundial, México y su pueblo, siguen atascados en la miseria humana de la clerecía y sus líderes que paradigmáticamente tienen sujetas las escasas posibilidades de evolución del pueblo mexicano.
Ochenta y nueve años antes, el crecimiento industrial de Inglaterra, impulsó al capitalismo, que alcanzó fuerza como doctrina, surgieron pensadores que lo consideraron magnificente y se expandió por el mundo, como solución a los problemas de los pueblos. Haciendo de la explotación la bendición del trabajo “fecundo y creador”.
Empero, la realidad era y es otra, el crecimiento del capitalismo requería de una energía política que lo cubriera, lo sostuviera y lo protegiera. Para tal efecto, la monarquía, las religiones, las fuerzas armadas y la política a la que llamaron democracia, les sirvió de gran sostén.
Así, mientras el capitalismo depredaba a los pueblos de la mayor parte del mundo, surgía la pobreza, la miseria, el dolor, las enfermedades, la carencia de valores, de educación, cultura, y apareció una nueva forma de esclavitud, que fue el proletariado, personificado en los obreros, creciendo a la par el alejamiento del progreso de los campesinos, peones, pero sobre todo de las mujeres, que pagaron con sufrimiento, sangre, dolor, angustia y desesperación ser pertenecientes al género femenino.
Ninguna religión ve en la mujer en lo general, que somos iguales ante la historia del mundo. Ellas permanecen en el atraso, incluso ahora, en que, un mínimo porcentaje es trepado a las altas esferas del poder, para servir de empleadas de la política, servidoras sexuales, artículos de adorno o simplemente compañeras de la aventura humana mal llamada política. No se alcanza a vislumbrar una revolucionaria, porque el capitalismo las convirtió en esclavas del consumo, acompañantes atractivas por su belleza y por si faltara, incluso muy preparadas, son elementalmente ocupadas para servir al líder, al jefe, al dictador, al presidente o de plano al mandamás que, a veces permanece oculto tras bambalinas, porque su tiempo ha pasado. Como sucede en México.
Como puede usted ver amigo lector, la entropía no solo es parte del universo, también aparece como desorden en el planeta, la sociedad, la humanidad y hasta en la familia, en donde la mujer ocupa las segundas partes. Porque la carencia de evolución, sacralidad en el mito y el progreso se manifiestan, hasta en donde el dinero es el amo de todo lo que existe en el mundo capitalista y socialista. Situación que me permite vaticinar que, primero vendrá la destrucción del planeta, que el progreso y desarrollo de la humanidad. Así es… (Salvo excepciones)…
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