Noticia publicada a las 03:22 am 24/11/23

Por: Rogelio Martínez Huerta.

Nadie sabe con exactitud diáfana, cuánto se lleva de ganancia un presidente municipal en Tehuacán por tres años o más de administración y ejercicio de obras públicas. Pero sí podemos lucubrar la cantidad transada, porque todos los que han pasado por la alcaldía son millonarios y con discreción se la llevan tranquilamente con sus viajes, sus viejas y su tranquilidad jobiana.

Claro que, el candidato a la gubernatura puede otorgar la alcaldía y a cambio de ello, el presidente ganador le tiene que entregar una mochada de mínimo: cinco o seis millones de pesos cada bimestre. Con ello, el C. Gobernador va pagando “sus obras” que es la forma de sublimar la negociación a fin de que no haya malos entendidos.
El presidente electo de Puebla, cuando se retira se va súper multimillonario y lo mismo sucede con sus regidores, directores, colaboradores cercanos y aunque no haya obras, no hay manera de exigir cuentas, porque tanto el congreso del Estado, como las autoridades venales son controladas por el gobernador en turno. Que es quien les dio las posiciones, sucediendo lo mismo con las altas autoridades estatales que ganan lo que nadie se puede imaginar, porque con solidaridad de mafia, guardan un silencio sepulcral en lo referente al manejo del poder, la administración y sobre todo el manejo de los recursos estatales y federales.
Lo mismo sucede en Tehuacán, aunque en menos ganancia, por lo que la candidatura a la presidencia y hasta algunas de las cuatro principales regidurías se tienen que nego$iar con el presidente del partido, (que fuere) el delegado o de plano, con el candidato a gobernador en turno descaradamente.
Escribo esto, porque hay para la presidencia de Tehuacán más de veinte aspirantes y merced a que van por el botín, vale la pena interrogar ¿Cuánto van a ofrecer por hacer negocios sucios a futuro, amparados por el gobierno estatal en turno?
No me equivoco, he visto de cerca la administración, el ingreso sucio de recursos oscuros que le llegan a cada presidente en turno y sobre todo, he visto la falta de honradez, verticalidad, justicia, desfachatez y cinismo de cada presidentito que no caerá a la cárcel, porque no hay castigo para sus ladronerías y mucho menos justicia divina. Porque Dios solo protege a sus feligreses, que suelen ocupar su nombre para engañar a sus correligionarios.
En síntesis, la politicastria que iba a desaparecer con AMLO en el poder, ha sentado sus reales en México y en cada estado, donde los gobiernos de Morena y las designaciones de Andrés Manuel, fueron más graves que cuando el PRI estaba gobernando. Empero, cuando llegó el PAN, tampoco nos fue tan bien como lo hubiéramos deseado. Pero ¿Qué podemos hacer, si la Suprema Corte, el Congreso de la Unión y el poder Ejecutivo son tan viles y tan ruines, como siempre lo fue el priísmo tradicional? Solo analice las reelecciones de los diputados federales y extraiga sus mejores conclusiones y verá que no hicieron nada por el pueblo, que sigue soñando en los apoyos de López Obrador, que impulsa más a los grandes empresarios que a la gente en su conjunto. Así es…

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