Claudia Guerrero Martínez
"ENTRE LO
UTÓPICO Y LO VERDADERO"
Gilberto Nieto Aguilar
"LIBERTAD
Y EDUCACIÓN"
Martín Quitano Martínez
"ENTRE
COLUMNAS"
Evaristo Morales Huertas
"VERACRUZ
EN LA MIRA"
Luis Hernández Montalvo
"MAESTRO
Y ARTICULISTA"
César Musalem Jop
"DESDE
LAS GALIAS"
Ángeles Trigos
"AIDÓS
Q DíKE"
La mujer es lo más bello de la vida, cuidemos de ellas...
Las trompas de Falopio y el carnicero
Noticia publicada a
las 01:25 am 23/11/21
Por: Elia Martínez Rodarte.
En nombre de la ciencia, científicos varones cometieron aberraciones en contra de otros seres humanos. A la ciencia también le han hecho bastantes agravios los humanos, en especial la institución de la Iglesia católica. Las trompas de Falopio, dentro de los órganos sexuales pélvicos internos femeninos, representan un sitio de tránsito,
pero protagonista en el hermosísimo y milagroso acto de la fecundación.
Las tubas uterinas o trompas uterinas o trompas de Falopio u ovoductos o salpinges uterinas (porque están pegadas al útero), son unos túbulos musculares de no más de 12 centímetros. Son como unos bracitos que tocan con unos pequeños tentáculos (fimbrias) a los ovarios. No están pegados como se ven en libro de ciencias naturales, en donde parecen pretzels y la figura en sí es unidimensional.
Las fimbrias oscilan alrededor del ovario para detectar en cuál se va a producir la ovulación, es decir, la aparición de un óvulo. Al final de la trompa, que es la parte más ancha y peludita, se va atrayendo al óvulo hacia su camino a la fecundación o hacia la menstruación. Sólo vivirá máximo 48 horas y si acaso un espermatozoide osare a llegar hasta la tuba uterina, fecundará casi al final de la misma, es decir, en la parte del infundíbulo o pabellón. El óvulo saldrá del ovario, pasará flotando como pelotita hasta las tubas, en donde un espermatozoide hará lo suyo, ya que se nadó un buen tramo en el supuesto que el pene haya ocupado la mitad de la cavidad vaginal. Y eso que no hemos considerado la velocidad del lanzamiento de la eyaculación, pero como sea el amigo nadador sí tuvo que rifársela para atravesar la parte más delgada de la trompa y luego llegar a tiempo al óvulo, antes de que lo manden a hacerse sangre. Asegurado el destino del óvulo, la trompa y sus cilios internos, otro peluche, ayudarán al movimiento del mismo, haya sido fecundado o no fecundado: el óvulo al salir de las trompas será bebé o sangre.
Por ello, el procedimiento de la ligadura de tubas ováricas o salpingoclasia es en realidad solo un bloqueo de una función natural del cuerpo, para el control de la natalidad y de la antifecundación: el óvulo no llegará a la trompa.
Quizás cuando vayan a la consulta ginecológica, el personal médico les hable ahora de las tubas uterinas que son las trompas de Falopio, ya que much@s no toman el nombre de su descubridor, un anatomista de la época del renacimiento. Gabrielle Falopio (1523-1562), aunque el de nacimiento es de fecha dudosa), un médico cirujano de Padua, en Italia, realizó importantes descubrimientos sobre la anatomía femenina y la reproductividad humana, amén de otros importantes hallazgos. Posicionémonos en la época: hasta ese momento la medicina había sido un territorio primitivo, en el cual aún seguían las enseñanzas de Galeno, muerto hacia 1,300 años en ese tiempo.
Falopio hizo adendos a la obra de su maestro y casi contemporáneo Vesalio (1514-1564), quien gustosamente recibió los comentarios a su obra De Humanis Corporis Fabrica. El asunto es que, implicando a Falopio, así como a muchos otros anatomistas, existe el peso de las prácticas inhumanas como lo fue la vivisección, que era la observación de los dentros del cuerpo humano mientras aún estaba viva la persona que era el sujeto de estudio. La revolución de tocar y abrir el cuerpo humano ya la había desatado Vesalio, quien fue el cisma con el método galénico.
Nos vemos en las redes sociales en @Ivaginaria y en www.ivaginaria.wordpress.com.