Claudia Guerrero Martínez
"ENTRE LO
UTÓPICO Y LO VERDADERO"
Gilberto Nieto Aguilar
"LIBERTAD
Y EDUCACIÓN"
Martín Quitano Martínez
"ENTRE
COLUMNAS"
Evaristo Morales Huertas
"VERACRUZ
EN LA MIRA"
Luis Hernández Montalvo
"MAESTRO
Y ARTICULISTA"
César Musalem Jop
"DESDE
LAS GALIAS"
Ángeles Trigos
"AIDÓS
Q DíKE"
La mujer es lo más bello de la vida, cuidemos de ellas...
México 2026: el saldo de siete años en picada
Noticia publicada a
las 02:05 am 30/12/25
Por: Ricardo Torres.
A pocos días de la culminación del 2025, el año agoniza no sólo como un ciclo cronológico, sino como el epílogo de un septenio de erosión institucional y económica que ha colocado a México en un terreno inédito de vulnerabilidad. Y es que, lo que inició en 2019 como una supuesta desaceleración voluntaria por el cambio de régimen,
se ha transformado, siete años después, en un desastre estructural difícil de ignorar.
La economía mexicana no atraviesa una simple racha de mala suerte; se encuentra en una fase de parálisis total que amenaza con hipotecar el bienestar de la próxima década. Al cierre de 2025, los indicadores no mienten: un crecimiento del PIB que apenas roza el 0.5%, una inversión pública que ha caído al 2.3% del PIB y un déficit fiscal que, aunque se intenta contener, sigue financiando gasto corriente con deuda.
La debacle actual tiene un nombre claro: incertidumbre. Las reformas constitucionales, especialmente la judicial, han herido-matado la confianza de los mercados. El nearshoring, que prometía ser el motor de oro para México, se ha convertido en sólo un rumor lejano. Como es de verse, los inversionistas no buscan discursos de soberanía; buscan estado de derecho y reglas claras. Sin una reforma fiscal profunda, el país llegará a 2026 no con una economía pujante, sino con una paralizada por causa de un modelo que priorizó la narrativa política sobre la eficiencia productiva.
Por si Usted no lo ha notado, desde el año 2019, México hila siete años en picada económica provocada con decisiones que ahuyentaron la certidumbre de los inversionistas. La destrucción de la confianza comenzó con la cancelación del aeropuerto de Texcoco y culminó este 2025 con la incertidumbre jurídica derivada de la reforma judicial. Los datos son fríos: la inversión fija bruta cierra el año con una contracción del 8.6%, mientras que la actividad industrial hiló tres trimestres de caídas consecutivas, retrocediendo un 2.7% al cierre de este tercer trimestre.
Para el año entrante, los pronósticos más realistas de organismos como la Cepal y el sector privado sitúan el crecimiento en un mediocre 1.1% a 1.3 por ciento. Es una cifra alarmante para una nación con la fuerza laboral de México. Y es que, sin ánimo de ser alarmista, desde el primer día del nuevo año 2026, nos encontremos situados en un escenario denominado Consolidación fiscal que traerá menos gasto público, lo que enfriará aún más el consumo; de riesgo arancelario ante la sombra de la renegociación del T-MEC y las tensiones con Estado Unidos y de deuda ineficiente, dado que el Gobierno federal no deja de pedir prestado para pagar programas sociales y nómina, y no para infraestructura que genere retorno.
Aunado a lo anterior, ahora los fondos de estabilización están vacíos y el margen de maniobra fiscal se ha agotado. El 2026 no será un año de ajuste, sino de supervivencia económica. La pregunta ya no es si creceremos, sino cómo evitaremos que la crisis social se desborde ante una economía que ha olvidado cómo generar riqueza.
En resumen: México se acerca a un choque de realidad. Si no se reconstruye la certidumbre jurídica y se incentiva la inversión privada, el 2026 será recordado como el año en que el estancamiento se volvió crónico. La economía es una ciencia de confianza; sin ella, el futuro es sólo una cuenta regresiva hacia una inevitable y feroz crisis económica.