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Plan de Ayala: Documento fundamental
Noticia publicada a
las 02:21 am 07/12/25
Por: Alfredo Ríos Camarena.
Durante el Porfiriato, las condiciones casi feudales que vivía la población rural despertaron la conciencia de los pueblos y comunidades
Ayer se cumplieron 114 años de la firma del Plan de Ayala, documento fundamental para comprender el carácter social de la Revolución Mexicana. No fue únicamente un cambio de gobierno ni una simple transición hacia la democracia:
fue la primera revolución social del siglo XX, construida desde las profundas demandas del campesinado que por décadas padeció despojo, explotación y represión.
Durante el Porfiriato, las condiciones casi feudales que vivía la población rural despertaron la conciencia de los pueblos y comunidades, especialmente en el estado de Morelos, donde Emiliano Zapata encabezó un movimiento decidido a recuperar tierras, aguas y bosques. En un inicio, Zapata confió en el Plan de San Luis de Francisco I. Madero, esperando que este cumpliera su promesa de restituir los bienes arrebatados.
Sin embargo, el gobierno provisional de León de la Barra impulsó campañas militares violentas contra los zapatistas, encabezadas por Juvencio Robles y Victoriano Huerta. Madero, presionado por el antiguo régimen, ordenó el desarme de las fuerzas revolucionarias y respaldó al viejo ejército federal, lo que llevó a una profunda ruptura con Zapata.
Decepcionado, el caudillo regresó a Morelos y, junto con la inteligencia jurídica y pedagógica de Otilio Montaño, redactó el Plan de Ayala, que exigía justicia, restitución agraria y la caída del gobierno que había traicionado la causa campesina. Su contenido se convirtió en columna vertebral del agrarismo mexicano y en guía ética para una revolución que buscaba transformar no solo el poder político, sino la estructura económica del país.
A lo largo del siglo XX, algunos gobiernos emanados de la Revolución —como el de Lázaro Cárdenas y, décadas después, el de Luis Echeverría— impulsaron programas de reparto agrario y apoyos al campo. Aunque se lograron avances importantes, estos no bastaron para erradicar la pobreza estructural de millones de campesinos e indígenas que siguieron enfrentando marginación, falta de crédito y limitada infraestructura productiva.
En las últimas décadas, los llamados gobiernos neoliberales desmantelaron gran parte de la protección social construida durante generaciones: desaparecieron los bancos de crédito ejidal y agrícola, se eliminó la CONASUPO, se debilitó la producción nacional de semillas y fertilizantes y se cancelaron fideicomisos esenciales para pequeños productores. Con la reforma al artículo 27 constitucional, el ejido quedó expuesto a la privatización y comercialización, lo que generó despojo, corrupción y una profunda regresión respecto a los principios que habían inspirado al Plan de Ayala.
El gobierno que actualmente se presenta como parte de una “cuarta transformación” tampoco ha logrado revertir esta tendencia. El caso SEGALMEX terminó convertido en un escándalo de corrupción, y los apoyos a fertilizantes y a precios de garantía han sido insuficientes. Los productores de maíz reclaman ingresos justos, pero reciben respuestas basadas en precios internacionales que privilegian importar barato antes que fortalecer la producción nacional, debilitando así la soberanía alimentaria.
El país está a tiempo de emprender una reforma profunda del campo mexicano: una que reorganice la propiedad social, recupere la capacidad productiva del ejido y promueva proyectos agroindustriales en los que el campesino participe como socio y no solo como mano de obra.
Más de un siglo después, el Plan de Ayala y la voz histórica de Emiliano Zapata siguen siendo una guía urgente para construir justicia, dignidad y bienestar en el campo mexicano.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA