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La mujer es lo más bello de la vida, cuidemos de ellas...
Muy intensos por el saludo a la mamá, pero otros hasta dejaron escapar al hijo
Noticia publicada a
las 02:30 am 01/04/20
Por: RUBÉN CÁRDENAS.
Si bien es absolutamente cierto que Andrés Manuel López Obrador no se está comportando como el líder que se requiere en estos momentos tan críticos para encabezar los esfuerzos contra la pandemia global del COVID-19, la realidad es que sobran los dispuestos a "darle con todo" cuando comete errores. Y más si se trata de algo público, de esas situaciones que están casi hechas para los señalamientos inmediatos.
Sin embargo, el hecho de saludar, durante su breve visita a Badiraguato, Sinaloa, a María del Consuelo Loera Pérez, mamá de Joaquín "el chapo" Guzmán, lo ha convertido en blanco de críticas fuera de toda proporción, porque no se equivoca más el que saluda a la mamá de un capo hoy preso de por vida en Colorado, que todos los de la larga fila que hicieron negocios y acuerdos con ese mismo personaje, según se está conociendo a partir de todo lo que brotó durante el juicio en una corte de Manhattan.
No le "queda" a la oposición en México protestar en forma tan estridente tras el brevísimo encuentro entre AMLO y la madre de Guzmán Loera, pues, aunque se le puede exigir que lo mismo que haga por ella debería hacerlo por las mamás de otros muchos presos en los Estados Unidos, no es lo mismo saludar que hacerse socio. O, por otro lado, también se le podría criticar por haber roto la regla de no saludar de mano, sea a quien sea.
Anteriormente, se sabía que ella le había pedido apoyo al presidente para obtener una visa humanitaria y visitar a su hijo antes del juicio en Nueva York, el año pasado y ayer, durante la conferencia mañanera, López Obrador informó que le había solicitado una vez más su intervención para el mismo fin. Su respuesta a este pedido debe ser muy cuidadosa, si no quiere desatar nuevas olas; sería el peor momento.
Empero, con todo lo inoportuno o torpe que sea el gesto de AMLO al tener esa pequeña cortesía con María del Consuelo Loera, esto no justifica que se le tache de presunto narcotraficante o de que mantenga vínculos con el cártel de Sinaloa.
La oposición no debería olvidar que gobiernos anteriores pactaron, pero no con la madre, sino con su hijo Joaquín en su momento, además de que le facilitaron una estrecha relación con altos funcionarios de distintos sexenios y hasta le dieron facilidades para evadir prisiones de máxima seguridad en dos ocasiones. O sea, rasgarse las vestiduras ahora definitivamente no les viene bien a ciertos opositores, porque nunca antes siquiera preguntaron qué estaba pasando en referencia a esas fugas tan sospechosas.
Los testimonios y señalamientos de autoridades norteamericanas, de testigos en el juicio del Joaquín Guzmán, así como declaraciones de periodistas mexicanos y extranjeros, advierten la entrega de sobornos millonarios a expresidentes mexicanos. No hay autoridad moral, entonces, para causar tanta ruido a partir de un saludo sin repercusiones negativas para el país.
La oposición debe, eso sí, seguir muy pendiente de todas y cada una de las tareas del gobierno que AMLO encabeza, señalar errores y cuestionar lo necesario, o desafiar al régimen en cuanto a estrategias fundamentales para el país o retos inesperados, como la contingencia sanitaria que nos aqueja hoy, pero es importante que se haga con responsabilidad y toda seriedad, no sólo porque hay que desaprobar todo lo que un presidente haga.
A México le conviene una oposición firme y sólida que no esté pendiente solamente de la testarudez de López Obrador y de su declive periódico en la aceptación, sino también de los aciertos en el manejo del país, que los hay, aunque con frecuencia se vean opacados por lo que es más vistoso y rentable mediáticamente. Mesura, por favor,