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Noticia publicada a
las 02:54 am 18/08/19
Por: Ricardo Alexander Márquez.
* El gobierno de Jalisco prestó a la iglesia Luz del Mundo 62 escuelas de la Secretaría de Educación Pública, para su mayor evento anual, llamado la Santa Convocatoria, del 6 al 17 de agosto, con el fin de ahí recibir a las delegaciones nacionales y a cientos de fieles…
Si Benito Juárez viera la entrada que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tal vez su más ferviente seguidor y admirador,
está dando a algunos movimientos religiosos dentro de su administración, probablemente se escandalizaría.
Históricamente, la religión ha jugado un papel cercano al poder político. Por ejemplo, en gran parte de los discursos de los presidentes estadunidenses hay expresiones como “en Dios confiamos” o que “Dios esté con nosotros”. Las referencias de este tipo son parte de su idiosincrasia.
Sin embargo, en México esto ha sido diferente desde las Leyes de Reforma. Manifestaciones como las que hoy vemos en la administración federal resultan ciertamente desconcertantes, y más lo serían para el difunto presidente Juárez. Si bien la cercanía del entonces candidato López Obrador con el Partido Encuentro Social —abiertamente cristiano y que perdió su registro— en las elecciones de 2018 o su propuesta del sacerdote Alejandro Solalinde al frente de la CNDH resultaba algo confusa, no estaba claro lo que se evidenciaría en los meses siguientes.
No se vislumbraba que sedes públicas fueran a ser prestadas a ciertos movimientos religiosos, como el pasado 15 de mayo, donde el Palacio de Bellas Artes se abarrotó en un homenaje al líder de la iglesia Luz del Mundo, Naasón Joaquín García, con invitados de relevancia política, como el diputado Sergio Mayer o Martí Batres, presidente del Senado.
Imagínense la sorpresa —y seguramente algo de nerviosismo— que debieron llevar esos personajes tan sólo un par de semanas después, cuando se conoció el arresto de Naasón Joaquín por parte del gobierno de Estados Unidos, tras ser acusado de delitos de abuso sexual, tráfico de personas y pornografía infantil.
Ventajosamente, el escándalo no pasó a mayores y fue ignorado por nuestras autoridades, por lo que el gobierno de Jalisco pudo prestar a dicha iglesia Luz del Mundo 62 escuelas de la Secretaría de Educación Pública, para su mayor evento anual, llamado la Santa Convocatoria, del 6 al 17 de agosto, con el fin de ahí recibir a las delegaciones nacionales y a cientos de fieles.
Si Juárez no estuviera desconcertado con esos hechos, ciertamente se sorprendería al conocer que el gobierno federal elaboró una Cartilla Moral, la cual es distribuida por la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas.
Pero eso no es todo. A finales de mayo, la Secretaría de Gobernación, a cargo de Olga Sánchez Cordero, emitió un nuevo reglamento interior, que en su artículo 86, fracción XIX, incluyó que a través de la Dirección General de Asuntos Religiosos se buscará “coordinar estrategias colaborativas con las asociaciones religiosas, iglesias, agrupaciones y demás instituciones y organizaciones religiosas para que participen en proyectos de reconstrucción del tejido social y cultura de paz”. Así como se oye.
Por lo que se percibe, estas muestras de la cercanía del gobierno federal con movimientos religiosos —principalmente cristianos— serán cada vez más frecuentes. Afortunadamente, y con base en nuestro entendimiento actual, parece que el prócer Benito Juárez no está en condiciones para enterarse de la forma en que se está interpretando su legado, pues, si no probablemente se manifestaría de alguna manera.
* Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y socio de Strad.mx
Twitter: @ralexandermp