para beneficiarlas con contratos de generación y venta de electricidad a la CFE, al tiempo que la desjarretaban.
Con esta acusación desde la Presidencia de la República fue como partirles el espinazo a Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. O, peor tantito, ha sido como meterlos en una chamusquina de la que saldrán mucho más que tiznados.
Ayer, en los territorios del Poder Legislativo mexicano, este silencio escandaloso de diputados y senadores sólo podía entenderse de una sola manera: No habrían querido echar más leños a esa hoguera que PRI, PAN, MC y PRD han encendido desde hace varias semanas, oponiéndose a la aprobación de las reformas constitucionales que plantea López Obrador para, cuando menos, lograr las siguientes cuatro cosas:
a). Creación de la Guardia Nacional.
b). Aprobación de la figura penal de la prisión preventiva oficiosa.
c). Consideración de delito grave la compra de votos, y sin derecho a fianza.
d). Que la corrupción quede tipificada como delito grave y, también, sin derecho a fianza.
Ni los senadores ni los diputados federales incluyeron en sus respectivas órdenes del día este asunto que presentó el mismo López Obrador y que motivó respuestas muy airadas de ex presidentes como Calderón, quien increpando a Bartlett y al presidente de la República les gritó vía Twitter: “presenten pruebas o cállense”.
No sólo no se calló, sino que, un día después, o sea ayer, Andrés Manuel anunció que presentará una propuesta de reforma constitucional, en la que planteará que todos los funcionarios públicos que deseen enrolarse en empresas privadas, deberán esperar 10 años, y no sólo uno, como la ley vigente lo permite.
La ira con que estalló Calderón, haciéndose el honesto y el digno, se estrelló contra ese muro granítico en que convertida está la actual presidencia de la República. Y de esto no comentó absolutamente nada el Congreso de la Unión.
López Obrador dijo, en respuesta al aterrorizado Calderón Hinojosa: “es práctica totalmente inmoral que los funcionarios que terminan su desempeño en el sector público se pasan a trabajar a las empresas que reciben contratos”.
Asegundaba Manuel Bartlett Díaz: “Firmaron contratos leoninos para favorecer a particulares”. Y fue cuando el titular de CFE sostuvo que “de continuar dichos contratos, la CFE estará en posición de quiebra”.
Más adelante, Bartlett dijo que la CFE ha pagado 5 mil millones de pesos a empresas encargadas de ductos de gas, a pesar de que no entregaron el combustible. Y este 2019 –de acuerdo con los contratos de marras- estará pagando CFE 16 mil millones de pesos.
Los ex funcionarios inmorales, desprovistos de toda ética y deshonestos que Manuel Bartlett mencionó, son: José Córdoba Montoya, jefe de la Oficina de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari. Córdoba es propietario de Proveedora de Servicios de Energía.
Otro gandaya infame es Jesús Reyes Heroles hijo, secretario de Energía y director de Pemex en los tiempos de Salinas. Es hermano de Federico, un enfebrecido opositor del Peje y recalcitrante opositor a que éste llegase a la presidencia de la República. ES propietario de Energy Intelligence Group.
Carlos Ruiz Sacristán, titular de Comunicaciones y Transportes con Zedillo, es el director de Ienova, una empresa que genera y vende electricidad a la CFE.
Luis Téllez, titular de SCT con Zedillo y de Energía con Calderón, funge como asesor de Kohlber Kravis Roberts.
Alfredo elías Ayub, quie fue director de CFE durante los sexenios de Zedillo, Fox y Calderón, es consejero de Avangrid.
Georgina Kessel Martínez, titular de Energía con Calderón, es empleada de Iberdrola, la empresa española que más produce y vende electricidad a CFE.
Jordy Herrera Flores, secretario de Energía con Calderón, es bróker de Ewepasol y Gas Natural Fenosa.
Alejandro Fleming Kauffman, jefe de asuntos jurídicos de la Secretaría de Energía con –Calderón, es empleado relevante de Iberdrola.
En esta lista, el que más llamaba la atención era Felipe Calderón Hinojosa, quien de presidente de la República pasó a empleado de Avangrid.
El escándalo es mayúsculo, aunque, al parecer, no lo suficiente para que el Congreso lo abordase de inmediato. López Obrador restregó todavía que fue la política neoliberal la que llevó a la CFE de ser una empresa exitosa que abastecía toda la energía que consumía el país a sólo generar la mitad, pues la otra la adquiere a empresas privadas que surten el mercado. Pero además, apostilló, “hay que pagarles un subsidio a las firmas particulares por un concepto que se llama cargo fijo”.
Y lanzaba el reto a las empresas: “Ayudaría mucho que los particulares firmen un acuerdo que van a contribuir para reducir los costos, a dejar de cobrar subsidio, porque eso no se da en ninguna parte del mundo, que aparte de comprarles la energía se les dé un subsidio. Es algo totalmente fuera de lo normal, fuera de mercado, no tiene que ver con una competencia sana”.
Era un debate esperadísimo, al que –todavía- no le ha querido atorar el Poder Legislativo mexicano. Acaso esperando desatorar las reformas constitucionales aquellas.
Fuente: Zócalo de Saltillo.
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