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La huérfana derrota del aspirante que no llegaría…
Noticia publicada a
las 01:34 am 11/12/18
Por: Rogelio Martínez Huerta.
El error estuvo en que la confianza (dice el dicho popular) mato al gato. AMLO jaló todo en Puebla, desde diputadetes mediocres, presidentes ignorantes como el de Tehuacán, regidores del PAN que votaron por Anaya y ahora que los van a correr se van a vestir de Morena a ver si los aceptan, por eso de que ya no son necesarios. Pero Barbosa perdió.
Solo recordemos algunos pequeños dislates y sacaremos la conclusión final,
lo primero que hizo el derrotado candidato fue dividir a Morena, después hacer una encuesta falsa que nadie sensato creyó, se hizo aspirante cuestionado y perdió votos, en seguida se puso a gritarle a los morenos y muchos optaron por la separación y de esa surgió el grito de guerra ¡Por AMLO sí, por Barbosa no!
Montó una oficina de lujo, se compró varias cajas de galletas y rodeado de sus lambiscones, topiles, sirvientes y criadas, realizó una campaña de campanario que al final dio sus frutos negativos ¡lo derrotaron y le ganaron la elección desde la encuesta de salida o sea, se durmió en sus laureles.
Sus discursos estaban inspirados en Mi lucha de Adolf Hitler, porque el candidato vociferaba, elevaba el tono de la voz, amenazaba, prometía, se excitaba y cuando estaba al punto del paroxismo, entraba en una etapa de paz que nos hizo preguntar ¿Qué se metió, porque de momento se calmó? En ese instante supremo, sus lambiscones gritaban eufóricos y presas de algo parecido a un orgasmo, se obnubilaban mientras se revolvían como caracoles en salsa verde.
Es cierto, visitó algunos municipios aledaños a Puebla, le prometió recursos a muchos expresidentes, hizo toda una parafernalia con cientos de promesas que no tienen cabida en el gobierno de Andrés Manuel y al final, (como lo predestiné) una “orden que vino desde algún planeta extraño” cercano al palacio nacional, dio por concluida la elección con un mutis vestido de enojo muy actuado y todos los ambiciosos de puestos públicos para llegar a ser millonarios se fueron al arcón de los recuerdos.
Al final oí una especie de contradicción que me hizo recordar “Es mi voz, pero no es mi voz…” que pronunció AMLO, cuando en su reunión de prensa nos declaró a los mexicanos interesados: que el fallo del Tribunal Electoral es una resolución ‘equivocada y anti demócrata’ Pero la aceptaba, porque somos respetuosos de las Instituciones”. O sea que alguien planchó los resultados…
Ya en Puebla, el candidato hecho polvo, mostró que las instituciones se van al diablo, porque sus casi secretarios, directores y algunos locos de más, se manifestaron ante el pueblo en número de no más de sesenta y dos marchistas (o marchantes) que fueron ignorados, porque “la derrota no tiene mamá y ellos se apestaron cuando perdieron”. Entretanto, los beneficiarios de Morena: Armenta, Claudia, Patjane, Manzanilla y otros cinco mil más, no volvieron ni por los cacahuates a marchar, porque la derrota huele mal, sabe feo y se viste peor.
Tal vez en enero se vayan a instancias internacionales a pedir su intervención. Para esos días la gobernadora de Puebla ya estará trabajando y cumpliendo con sus ofrecimientos en los pueblos a los que va a volver para agradecer su votación. Muy bien, muy bien…