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El Senado mexicano, en vías de colisión con el T-MEC
Noticia publicada a
las 01:54 am 16/11/18
Por: Vicente Bello.
El Senado mexicano está emplazado a ratificar o no –a más tardar la semana próxima- el nuevo tratado comercial México-Estados Unidos-Canadá, conocido por sus siglas como “T-MEC”. Un tratado cuya firma programada está para que la firmen los ejecutivos de los tres países el día 30 de este mismo mes.
La presidencia de Enrique Peña Nieto –quien se ha jactado de que lo firmará ese día-
ha redoblado la presión que ha estado ejerciendo sobre el Senado para que lo ratifique sin cambios. Es decir, exactamente como lo acordaron los equipos de negociadores de los tres países, en septiembre reciente.
A su vez, el Senado estadounidense ya dijo que no tiene prisa para revisarlo y pronunciarse en torno de este. Y, displicente, dijo que lo hará en enero del próximo año. El Parlamento canadiense anda, más o menos, sobre los mismos tiempos que el Senado mexicano.
En su pretensión de presionar al Senado, ayer, Peña envió a reunirse con los senadores a Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, para meter cuñas y mucho miedo a los legisladores.
Y les dijo: “Va a haber muchas presiones para que ustedes traten de modificar lo acordado bajo pretexto de que se requieren los votos para sacarlo adelante. Mi recomendación es que ustedes mantengan la línea sobre lo acordado”.
Guajardo agregó ante el Pleno de las comisiones de Relaciones Exteriores, Relaciones Exteriores, América del Norte, y de Economía: “El acuerdo es lo suficientemente bueno para todos los que estarán tomando decisiones en Canadá, Estados Unidos y México. Hay evidencia histórica que una vez se tenga el documento haya presiones para cambiar unas cosas”.
Y entonces el secretario de Economía dijo algo que tuvo el sabor a cuerno quemado en algunos senadores, particularmente de la bancada mayoritaria de Morena: “Les recomiendo mantenerse firmes en lo que se ha acordado porque no hay otra cosa que respete más la administración Trump que la firmeza”.
Siguió el secretario de Economía con sus recomendaciones: “Las comisiones del Senado podrían delinear una agenda de competitividad para fortalecer los beneficios del país en materia de integración. Sean claros y precisos, porque de que va a haber presiones, las va a haber, pero hay que ‘endurecer la pierna en el proceso”.
Entonces Guajardo soltó una advertencia con sabor a chantaje: “De no firmar el acuerdo, México estaría más expuesto a las presiones para modificarlo y se volvería una caja de pandora: Todo mundo estaría metiendo y sacando cosas y quedaría deshilvanado lo que se agrupó”.
Era evidente que el hombre de Enrique Peña Nieto en los territorios de la Economía lo que pretendía era acalambrar a la “muchachada” senatorial; meterles miedo. Y presionarlos para que ratifiquen el tratado de marras exactamente en los términos que lo negociaron con Donald Trump hace unas semanas.
Y no era todo. Guajardo todavía se atrevió a decir a los senadores que “sería darnos un balazo en el pie” si el Senado de la República decidiera avalar la propuesta empresarial mexicana de imponer las mismas medias arancelarias al acero y aluminio que aplicó Estados Unidos a México.
Y apostillaba Guajardo: “Sería darnos un balazo en el pie ya que afectaría a la industria automotriz y a la de enseres domésticos”.
Esto último tuvo también el regusto amargoso de una mentada de madre en ayunas, no solo para un número importante de senadores, sino también para representantes de la Cámara Nacional del Acero (Canacero), que este mismo día se reunieron con senadores que integral la Comisión de Economía del Senado de la República.
Máximo Vedoya, presidente de la Canacero, criticó al gobierno de Enrique Peña Nieto de no haber negociado “debidamente” la medida 232 sobre aranceles al sector del acero, hierro y aluminio.
Y a los senadores planteó Máximo Vedoya: “Establecer un 25 por ciento de impuestos a las importaciones de Estados Unidos no afectaría la cadena productiva mexicana, ya que es un sector totalmente abierto”.
Reforzó Alonso Ancira, vicepresidente de la Canacero y accionista principal de Altos Hornos de México: “Reclamamos de nuestro país las decisiones de protección que necesitamos, porque cuando nos atacan queremos que nos defiendan. Que se envíe una carta al Senado de aquel país para informar de las medidas espejo”.
Los empresarios de la industria del acero expresaron así su desacuerdo con el gobierno de Peña Nieto. Guajardo vino al Senado a decirles a los senadores advertencias que sonaron a chantaje, con una falta de tacto inaudita, justo cuando el gobierno peñista está boqueando como pez arponeado.
Tanto senadores del PAN, como Gustavo Madero, y senadores de Morena como Napoleón Gómez Urrutia y Armando Guadiana Tijerina, vieron con simpatía el pedido de la Canacero y prometieron que hablarán al Senado de los Estados Unidos para que, a su vez, presionen al gobierno de Trump para que quiten el arancel.
Hay una intencionalidad en el Senado por hacerle modificaciones al tratado comercial, incluso cuando el gobierno de Peña se vanagloria de que estuvo de acuerdo con las negociaciones el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
De hacerlos, ocurrirán esta y la semana entrante. Y no le gustará al entrometido y muy caprichoso Donald Trump. Veremos qué hace este y el entonces ya presidente constitucional Andrés Manuel López Obrador.
Gina Andrea Cruz Blackledge, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América del Norte del Senado, dijo que “es necesario que se ahonde en las implicaciones T-MEC tendrá para nuestro país”.
Parecen ser señales de que el Senado colisionará con el tratado de marras. Veremos.