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EL ESCALOFRIANTE FINAL DEL NEOLIBERALISMO MEXICANO
Noticia publicada a
las 01:49 am 16/11/18
Por: Jorge Canto Alcocer.
En un país con un promedio de cien asesinatos, una treintena de desaparecidos y más de mil delitos diarios, poca cosas nos sorprenden, y aún esas, por escaso tiempo. Pero cuando estamos a menos de tres semanas de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador y, por tanto, del final formal del neoliberalismo en México, tres sucesos inauditos ponen el dedo en la llaga de la gravedad de la crisis terminal del modelo político-económico esbozado por Miguel de la Madrid Hurtado desde fines de 1982,
y desarrollado sistemáticamente por los sucesivos gobiernos de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto en el largo período de 1988 a 2018.
Abordemos los tres sucesos tal como se sucedieron en el tiempo, aunque por momentos es difícil establecer dicha cronología, que se traslapa precisamente por su índole distinta, aunque todos impacten la vida social de la región central de nuestro país, con indudables implicaciones nacionales. Poco antes del mediodía de este domingo, varios cientos de ciudadanos de derecha, portando ropajes de lujo y distintivos de la oligarquía, se manifestaron por las principales calles de la Ciudad de México, llegando al emblemático Zócalo, haciendo alarde de su repudio, NO de una decisión popular –el rechazo a la construcción del NAIM- sino al método democrático y participativo seleccionado por el presidente electo para legitimar dicha decisión. Los llamados “fifís” rechazaban, entonces, no tanto la medida, sino la metodología. “No queremos democracia”, “Tomemos decisiones únicamente bajo criterios empresariales”, podrían haber sido algunas de las consignas de este movimiento absurdo y que plantea el autoritarismo y el desprecio a la vida cuando ello convenga a los intereses de grupos privilegiados. Es, pues, a todas luces, el primer escarceo de una ultraderecha, que toma posiciones ante dos realidades vinculadas: el triunfo de la izquierda anti-neoliberal, y la consecuente derrota electoral y política de los partidos políticos neoliberales.
No muy lejos de ahí, en los límites entre la Ciudad de México y la entidad mexiquense, específicamente en el municipio de Tlalnepantla, medio centenar de policías capitalinos invadieron el área de San Juanico en persecución de presuntos asaltantes, pero, atropellando protocolos y jurisdicciones, realizaron una larga serie de abusos contra los ciudadanos y sus pertenencias, lo que derivó en furiosos enfrentamientos, con saldo de heridos y destrozos tanto entre la población civil como entre los uniformados. Horas después, el vandalismo degeneró en caos, con intentos de linchamiento y saqueos de comercios grandes y pequeños, así como bloqueos de importantes vialidades en una de las zonas más pobladas y económicamente activas, no sólo del Valle central, sino del país.
Y en las primeras horas de este lunes, un grupo de cerca de 500 hombres armados, presuntamente pertenecientes a la organización criminal “Guerreros Unidos”, tomó el poblado de Filo de Caballos, en la Sierra de Guerrero, dentro de la guerra que libran contra el “cartel del Sur”, por el control de la producción y trasiego de droga, así como del cobro de derecho de piso, trata de blancas y de personas en general, secuestro, extorsión y demás fuentes de recursos en esta empobrecida región. El grupo armado realizó su toma impunemente, hasta que, tras trascender las escenas por redes sociales, se apersonaron policías estatales y elementos del Ejército, más como una actuación mediática que por un auténtico control de la situación.
Todo parece indicar que en ninguna de estas tres acciones se registraron muertos –sorprendente y feliz noticia– pero sí indudablemente se violó impunemente el Estado de Derecho y se hizo apología –en el caso de la marcha- de la anti-democracia, la desigualdad y la injusticia. Así encontrará al país la presidencia de López Obrador: con un grupo, afortunadamente minoritario, pero muy escandaloso, defendiendo la irracionalidad perversa del orden neoliberal, una policía que sólo actúa en atropello de los derechos humanos, y extensas zonas en donde el Estado es más un fantoche que una realidad. Esa es la compleja coyuntura sobre la que el nuevo gobierno comenzará a actuar –en la materia sólo se ha trabajado la planeación- a partir del primero de diciembre. Escenario de desastre, de colapso, de barbarie, cuya tarea nos implica a todos, sin lugar a dudas.