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Se va acabando el sistema político…
Noticia publicada a
las 03:44 am 08/06/18
Por: Rogelio Martínez Huerta.
En medio de oleadas de corrupción, asistimos a los últimos estertores de un sistema político que fue famoso en el mundo por el equilibrio de sus políticas en favor de la paz, la simulación casi perfecta y la armonización de un Partido político que nunca fue partido, menos fue político y jamás buscó la justicia para su pueblo o sus representados.
A ese “partido”, el PRI, perteneció López Obrador y ahora con Morena a cuestas,
suena probable que ese “instituto” de moradas intenciones se convierta en el sucesor de los vicios del Institucional, porque la gente que se fue a Morena no tiene una cauda de bondades, pero sí de gran oportunismo como lo vemos y lo testimoniamos en Puebla.
El caso de Miguel Barbosa es revelador, nunca fue de izquierda, todo lo contrario, cuando pasa frente a una capilla se santigua y se persigna. Lo que revela su trasfondo mochilón y persignado que lo ubica como un católico digno de la peor confianza y fuera de todo índice de liberalismo. Sus transas lo corroboran.
Andrés Manuel, seguro ganador de la presidencia, víctima del gran triunfo anticipado va perdiendo el control de sus ideas y se atreve a mentir, cuando le dice a los seguidores que lo escuchan embobados que: “Barbosa va arriba de la candidata del Frente Por Puebla con la diferencia de 20 puntos”.
Es decir, AMLO ya miente y se va precipitando en el abismo de la imprudencia, porque se sabe ganador de esta contienda lo que podemos interpretar, como arranques de virtual soberbia. Al respecto la candidata a gobernadora en Puebla le espeta públicamente que: “le muestre la encuesta de dónde sacó los resultados”, a sabiendas de que es un rollo que AMLO se sacó de la manga para intentar debilitar a la Ojiverde, dueña del futuro poblano que sin duda, será para ella promisorio. Porque ganará la gubernatura con una magnífica diferencia de votos el 1º de julio dentro de 23 días.
Cosas de la política, mentir por esencia, aventurar promesas que no se van a cumplir y que antes que dar soluciones al pueblo, tienen que organizar resultados para los dueños verdaderos del PODER, que son los empresarios fácticos, que hace seis años impulsaron a Peña Nieto, pero entonces con Obama en el poder. Porque ahora, Donald Trump los despedazó por su corrupción, su falta de equilibrio y los pisoteó en una demostración franca de supremacismo fatal para nosotros, que somos el traspatio de los Estados Unidos.
En verdad la política no cambia, el ADN de AMLO y de muchos de sus seguidores es el mismo que gestó al PRI, que se apropió de la Revolución, la enarboló como su bandera y al final la aventó con Miguel de la Madrid al cesto de la basura.
Es de lamentarse ver a los corifeos de AMLO pelear a dentelladas por estar cerca del icono de la rebeldía política e insumisa. Sus acciones son las mismas que vi en el PRI en los años 60s, exactamente cuando los politicastros se creían sus mentiras para terminar vomitados en el basurero de la historia de México. Solo que ahora con “otro” Adolfo López Mateos que “va a impulsar el nuevo desarrollo estabilizador”, para que queden otros iguales con las peores intenciones pero modernas. Los conozco por sus ambiciones y los señalo a un año de sus latrocinios. Lo verán…