Noticia publicada a las 02:36 am 15/04/18

Por: Rogelio Martínez Huerta.

Con el ardid de una comida, el PRI se reunió para que sus candidatos de muy bajo perfil dieran una salutación gravemente superficial a los asistentes, que no sentían como suyo el acto y miraban con interés de dónde iban a llegar los platos de comida; porque fueron a comer no a ver políticos improvisados que no van a ganar las futuras elecciones, a menos que ya estén contemplados dentro del esquema que se preparó para la farsa electoral de 1º de julio del 2018.

Antes, por razones de equilibrio no asistían funcionarios a estos actos, porque los actos de corrupción habidos contaminaban la política que se hacía. En cambio a discreción se reunían, daban su apoyo y jalaban parejo, pero a discreción dije antes. Ayer estuvo Álvaro Alatriste y sus empleados trafiqueros.
En esta ocasión no fue así, pude ver a varias funcionarias andar dando vueltas entre la gente, e ir a darle besos al académico Enrique Doger, que tiene cara de todo; menos de político, porque le falta presencia, fuerza, estilo y deambulaba seguido de Milton, Garzón y Jorge García a quienes los asistentes, miraban con mucha curiosidad no porque parecieran aliens del PRI, sino porque no tienen presencia política ni en la ciudad y menos en la región.
Ya vaticiné la derrota del PRI en Puebla. Ya les comenté que el PRI sin poder político y sin la secretaría de finanzas es menos que nada y ahora lo podemos ver. No tiene energía política. Hacer una gorra para que lleguen invitados que tienen todo, menos simpatía por el PRI, como que suena a derrota anunciada.
Total, al final los candidatos se fueron por donde vinieron y fueron capaces de soñar en un triunfo que no va a llegar, porque todas las corruptelas de Peña Nieto, Videgaray y de Meade el ciudadano candidato del PRI que no es priísta, pues deja en el más brutal desamparo al sistema, al gobierno y al priísmo a nivel nacional.
Ahí llegó Álvaro el “bárbaro” Alatriste, no faltaron sus orejas que merodeaban para decirle qué vieron, quiénes llegaron y cuántos impresentables pseudopolíticos estaban para nublar el horizonte político de quienes lo menos que deben de hacer es decirle a los politicastros que ya mamaron del presupuesto es que se queden en casa, para que no enchinchen la nueva aventura que va a terminar en fatal derrota.
En resumen la comida no fue con las estructuras del PRI, esas lo fueron en el pasado remoto sus tres sectores. Quienes asistieron al acto comilón, fueron invitados aleatorios que llegaron a la gorra, “porque a una gorra no hay quien le corra”. Y a nosotros nos sirvió para decir a voz en cuello, “no sé qué tengo en los ojos…” que vi un fracaso que no se detendrá, porque los candidatos son desconocidos, no tienen presencia, carecen de énfasis retórico y andaban dando besitos, como si el acto fuera para sacar la reina de la primavera y no para buscar una gubernatura y el triunfo de dos diputaciones y una presidencia.
De veras, Stefan Chidiac trabaja para Moreno Valle y no para Peña Nieto, lo pudimos ver en los aspirantes seleccionados, que no tienen imagen de políticos y si una carencia total de estilo de verdaderos aspirantes de los de antes. Porque los de ahora, llegan en sus camionetas, se ponen a saludar, prometen estupideces, se suben a sus vehículos y se van a esconder, para que la gente no los moleste. Pobrecillos, porque cuando se les acabe el presupuesto los pueden quemar por flojos, buenos para nada, ladrones y deshonestos. Así puede llegar a pasarles, mejor no salgan…

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