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EL OTRO FRENTE DE TRUMP
Noticia publicada a
las 02:39 am 10/12/17
Por: Yuriria Sierra.
* Darle a Israel la soberanía que años, décadas de negociaciones, guerras y, sí, vidas perdidas, es una irresponsabilidad que deja solo a Estados Unidos.
Es la primera embajada en instalarse en ese territorio. Ningún otro país la tiene en Jerusalén, por respeto a un proceso de paz que lleva décadas sin concretarse. Pero ahora, Estados Unidos se muda de Tel Aviv a esa ciudad en disputa entre Israel y Palestina.
Con ello rompe, tira, destruye el trabajo de muchos años, de varios presidentes, no sólo de Estados Unidos, sino del mundo, que han sido testigos y actores, a través de las Naciones Unidas, de los múltiples intentos que se han hecho para acabar, finalmente, con uno de conflictos más añejos del mundo moderno. Estados Unidos no es un gestor de la paz, respondía el representante palestino ante la ONU. Su homónima estadunidense, Nikki Haley, un día antes había defendido la decisión de Donald Trump, reclamando que la Organización había hecho más daño a las posibilidades de paz. En la lógica del presidente estadunidense, lo que hizo fue dar un paso adelante para que el conflicto acabe. En su lógica, sólo en la suya.
Durante las últimas 48 horas, se han realizado manifestaciones en prácticamente todo el mundo árabe. Egipto, Jordania, Irak, Baréin, Sudán y Túnez. Ayer, en Cisjordania, se convocó al “Día de la Ira”. Con piedras y gases lacrimógenos, los palestinos se enfrentaron a la policía. Según informes oficiales, murieron dos personas y hubo cientos de heridos. Las protestas llegaron incluso a Berlín. Desde el día de la declaratoria —en realidad, desde horas antes—, líderes mundiales expresaron su desacuerdo. No hay país alguno, excepto, claro, Israel, que celebre una decisión que pone en alerta a todo el mundo.
Trump, como todas las decisiones que ha tomado en su gobierno, usó su poder para lo que cree es, si no lo correcto, lo que necesita para validarse. Hace una semana, hizo el ridículo cuando expresó que la revista Time le había pedido una entrevista y una sesión de fotos porque, según él, lo habían elegido de nuevo como la Persona del Año. La publicación de inmediato desmintió y días después lanzó su número anual, con las mujeres que rompieron el silencio sobre ése otro tema del que Trump no es ajeno: El acoso y las agresiones sexuales. Ayer declaró que si no construye el muro fronterizo con México habrá mucha gente enojada, empezando por él. La investigación por la colusión con Rusia apunta a que los meses próximos no le serán fáciles.
Cada que Trump se siente acorralado, actúa de manera unilateral. Decisiones que le están costando a Estados Unidos su relación con el mundo. Ya con Theresa May, quien parecía su aliada, tuvo roces por un mensaje que el republicano difundió en Twitter, en el que se hacía referencia al islam. Razones sobran para que la comunidad internacional esté recelosa con el gobierno estadunidense. Su salida del Acuerdo de París contra el Cambio Climático; su batalla de odio disfrazado de poder bélico con el régimen de Corea del Norte. Sus irracionales promesas de campaña que se vuelven realidad como mero acto desesperado de darse un lugar en la historia.
Sin embargo, esta decisión es la más peligrosa de todas. Darle a Israel la soberanía que años, décadas de negociaciones, guerras y, sí, vidas perdidas, es una irresponsabilidad que deja solo a Estados Unidos. Y ese espaldarazo que el mundo le está dando, evidentemente tendrá efectos colaterales al interior de su propio gobierno. No pocos actores políticos en Estados Unidos estarán en desacuerdo con la decisión. No sólo porque, seguramente, no se les consultó, sino porque con esto se tira por la borda lo que otros gobiernos construyeron; pero, sobre todo, porque con esto se ponen en riesgo la vida de quienes viven en ese territorio, tan históricamente confrontado.