Entonces sí, van a estar pariendo sandías espinudas o cactus enteros. Si de jóvenes sufren carencias y miserias ¿qué creen que les espera –o nos espera– de viejos? Lamentablemente, los sistemas de pensiones son insuficientes pa garantizar una vejez cómoda y digna, por eso vemos a los ruquitos y ruquitas alquilándose de veladores o como cerillos y cerillitas en los “súpers”, embolsando productos alimenticios que nunca tendrán en sus pequeños y antiguos refris.
Mis adoradas ovejas y queridos corderillos, ¿ya pensaron en la vejez que les espera? ¿A poco creen que la juventud es eterna? ¿Creen que las fuerzas de ahora los acompañarán por siempre? ¿Acaso consideran que en el ocaso de su existencia tendrán todo asegurado? Díganme ¿quién les garantiza que en la mesa tendrán pan y frijoles? ¿A poco les garantizan atención médica y un techo sobre sus canosas cabezas? Pos no…
PRIMERA LECTURA
La triste, innegable e ineludible realidad es que la vejez será un continuo paño de lágrimas, un tormento diario onde el sufrimiento será el condimento de sus precarias horas. Hagan de cuenta que los errores y pecados cometidos en sus cinco sentidos o fuera de ellos les pasarán factura en los últimos años de su sarapera existencia. Entonces será el tiempo del crujir de “güesos” y castañear de dientes.
Iren, no es por echarles la sal o la maldición gitana; lo cierto es que el futuro no luce muy halagador, la vejez no se vislumbra como un periodo de gracia y descanso placentero antes de rendir cuentas al Creador. Orita el 50% de la pipol tiene alrededor de 22 primaveras, pero la población veterana va en acelerado crecimiento y no habrá presupuesto público suficiente pa brindarle atención médica y alimentación diaria, así que más vale que los hijos no salgan
ingratos y malagradecidos, siquiera pa que cuiden de sus viejos al final de su larga jornada.
Si mal no recuerdo, el número de viejos –y no es bulin, que conste– más que se duplicó en menos de 25 añicos. Allá por 1990 este grupo de edad era de unos 5 millones de personas y ora andamos arriba de los 12 millones, según cifras “oficiales”, pero los especialistas en antigüedades y vejestorios afirman que el número alcanza los 15 millones.
Actualmente, en 3 de cada 10 hogares vive al menos un abuelito, la mayoría a expensas de la family, hay que decirlo, porque la pensión nomás no les alcanza pa ser independientes y otros de plano no reciben un ingreso económico, por lo que buscan cualquier trabajo sin prestaciones económicas. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2014, el 50.5% trabaja por cuenta propia, el 4.9% no recibe remuneración alguna, el 49.2% carece de
prestaciones laborales, y el 33.3% apenas gana el salario mínimo, algo así como 73 pesos.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social, solamente el 25% de los adultos mayores cuenta con pensión y los hombres duplican a las mujeres en este rubro, y del 45.3% de las viejitas con pensión, reciben ese beneficio por viudez, o sea, sobreviven gracias a un derecho laboral de sus difuntitos maridos, si no, triste su calavera.
SEGUNDA LECTURA
Entre los hogares onde hay al menos un adulto mayor, el 54.8% recibe un ingreso por jubilación, pensión e indemnización por accidente laboral, despido o retiro voluntario, y solamente el 9.3% recibe beneficios de programas gubernamentales, es decir, no se cumple con los objetivos del Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento, de 1982, que ordenó garantizarles alimento, salud, techo y abrigo, pa que vivan con dignidad y no con las migajas
de una miserable pensión o a costilla de los familiares.
En México se publicó la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores el 25 de junio de 2002, pa garantizarles una vida con calidad, libre de violencia y con respeto a su integridad física, sicoemocional y sexual, entre otros beneficios que se ven muy bonitos en el papel, pero alejados de la realidad por falta de presupuesto y desinterés de las autoridades, que se conforman con cantarles Las Mañanitas el Día del Abuelo o el Día del Adulto Mayor, que pal
caso es lo mismo.
La realidad es que los ancianos padecen carencias materiales y afectivas, son excluidos del núcleo familiar y les hacen el fuchi cuando buscan trabajo o bien, se aprovechan de su necesidad económica pa exprimirlos al máximo, y todavía tienen que lidiar con achaques, resultado de los excesos de la juventud y propios de la edad, pues entre más vivimos, más enfermedades nos atosigan.
Y pérense: el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores revela que 3 de cada 5 adultos sufren algún tipo y grado de violencia, ya sea dentro del hogar o de los asilos y albergues onde los arrumban los familiares en buena parte de los casos, como si fueran triques viejos, porque desgraciadamente, como diría el papa Panchito, no queremos atenderlos y aplicamos la filosofía del “descarte”; es decir, maceta que no da flores, a la güilbur.
EVANGELIO
Como ven, México y el mundo enfrentan un “tsunami” de cabecitas de algodón. Tan sólo en nuestro país el “viejerío” se incrementará en 330% de aquí a 2030, mientras que los jóvenes van a la baja y, aunque no lo queramos reconocer, el panorama luce catastrófico porque la mayoría no gozará de pensión y no habrá quienes cuiden de ellos; además, los asilos, residencias de día, albergues o casas-hogar ya son insuficientes. La situación ya es alarmante, pues
por ahora menos del 50% de los rucos y rucas son propietarios de la vivienda que habitan. ¡Ah, verdad!
Por si no lo sabían, el 82% de los cabecitas de cebolla sobreviven de milagro, es decir, están en la pobreza o miseria extrema, no cuentan con fondos suficientes pa alimentarse y cuidar su salud, por lo que están a la buena de Dios y a la espera de que los hijos y demás familiares no les hagan el feo.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) advierte que nomás 2 de cada 10 viejillos las pueden solos y el resto tan amolados o súper fregados por falta de pensión y aunque la tuvieran no les sirve de mucho, si acaso pa mal comer y no morirse de hambre. El Gobierno federal apoya a más de 5 millones de adultos mayores con mil 160 pesos bimestrales, lo que resulta insuficiente pa cubrir sus necesidades básicas. A ver:
¿ustedes pueden sobrevivir con 580 pesos mensuales…?
BENDICIÓN
Más vale tomar previsiones, eso que ni qué, sin embargo, el Gobierno está aletargado y tal parece que no le importa enfrentar este problema de una población senecta. No vemos inversiones en hospitales geriátricos, en apoyos o subsidios pa que particulares abran asilos o residencias de día, aunque hay quienes pueden pagar por esos servicios, y ni siquiera construyen guarderías pa viejitos sostenidos por las autoridades, como si quisieran postergar una
realidad que ya tenemos enfrente.
El problema ya es grave: a mayor edad, mayor dificultad pa desplazarse o valerse por sí mismos, y las enfermedades cardiovasculares, crónico-degenerativas, los cánceres y diabetes minan su salud, con un alto costo económico pa sus familias y el mismo sector salud. La vejez domina al país: de la población de 60 años y más, el 31.5% ta en la etapa de prevejez (60 a 64 años); el 41.1% ta en vejez funcional (65-74 años), y el 12.3% va en la vejez plena, de
manera que la pirámide poblacional se revierte.
Los espero aquí, la próxima semana, para limpiar sus pecados e iluminar su camino. Besad mi mano y seguid vuestro andar.
Fuente: Zócalo de Saltillo.
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